Mi historia

Las herramientas que utilizo en lo que yo llamo “tutorías para el buen vivir” consisten en intuición, empatía, la asistencia de los guías espirituales y años de estudios en diversas corrientes del mundo metafísico, las cuales partiendo de distintos caminos nos dirigen hacia el mismo lugar.  Del mundo secular cuento con una maestría en educación regionalmente acreditada en los Estados Unidos y del mundo de las credenciales religiosas una ordenación como ministro con capacidad para el trabajo en consultoría pastoral.

Las vivencias personales que han formado mi experiencia de vida incluyen, mis comienzos como hija de un sabio anciano y una mujer humilde de mediana edad a quienes, aunque el amor de pareja no los juntó, el sentido de responsabilidad los mantuvo unidos en un hogar peculiar.  Me fui desarrollando desde la ignorancia y rebeldía de niña engreída a quien a momentos le embriagaban los contornos que la naturaleza le regalaba.  Ahí, en los intercambios con el mundo natural, comenzó, aunque insipientemente, la búsqueda de todo lo transcendental.  En esos comienzos fui navegando por distintas religiones y sectas cristianas.  Esas experiencias, que en su momento fueron necesarias y enriquecedoras; luego dejaron muchas preguntas y pocas respuestas.  Temprano en mi juventud me desvié por caminos que causarían karma negativo en mi vida.  De esta forma, tropezando muchas veces hasta aprender de manera distinta, superé tendencias al alcoholismo y al uso de substancias controladas, como también el ignorar la guía que todos tenemos a cada momento.  Fui creciendo hasta que las consecuencias de mis actos me trajeron las oportunidades para continuar el aprendizaje de por el camino de la luz, lo que inevitablemente trajo experiencias místicas de gran claridad y apoyo.

Hoy en día vivo la alegría del compartir con una pareja afín, quien me ofrece mucha paz.  Pero, sí, mi corazón conoció la pena de un gran amor que termina.  Durante gran parte de mi vida pasé por relaciones de parejas diversas.  Con esas experiencias aprendí que es necesario amarnos a nosotros mismos y tener una autoestima saludable para ser capaces de escoger a una pareja adecuada.  Esas experiencias diversas fueron desde el puro aburrimiento en una relación donde no existía ningún tipo de estimulo intelectual para mí, hasta el experimentar abusos físicos y emocionales.  En más de una ocasión permití, y muchas veces me revelé, por la privación de la libertad de mi “yo”.  Pero, en aquel entonces, en realidad no sabía quién era ese “yo”.  He conocido la dicha, como también los sinsabores del ser madre.  He sabido lo que es vivir cómodamente, como también he conocido lo que es llegar a una ciudad nueva, sin familia, sin empleo, casa o compañero; pero sí, con responsabilidades y tan sólo unos pocos dólares, literalmente, para un nuevo comienzo.

En mi caminar, estudiar e interactuar he aprendido que un gran por ciento de las situaciones difíciles que nos acontecen en la vida son producto de nuestras decisiones, acciones, intenciones y pensamientos.  Solamente un porcentaje mínimo de esas situaciones son aquellas que anteriormente habíamos predeterminado como parte de nuestro plan de vida antes de nacer.  Aún así, lo que hagamos con esas situaciones difíciles, y como decidamos aprender de ellas, depende totalmente de nosotros mismos.

Comparto este breve esbozo de mi trayectoria de vida en esta encarnación para decirte que es posible aprender por el camino de la luz, no importa de dónde vengamos, ni por la situación por la cual estemos atravesando.  Sí, es posible trascender y empezar a vivir verdaderamente felices.  Nunca estamos solos.

Chabelií

Deja un comentario